Fernando Barros

¿Hacia dónde vamos?

Fernando Barros Tocornal Abogado. Consejero de SOFOFA

Por: Fernando Barros | Publicado: Viernes 5 de marzo de 2021 a las 04:00 hrs.
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En una contundente carta dirigida a las más altas autoridades nacionales, SOFOFA manifiesta su gran preocupación, y categórico rechazo, por la escalada de “violencia, física, verbal y digital” que se ha apoderado de Chile, y plantea los desafíos que la entidad empresarial considera determinantes a fin de evitar que la inercia en la que ha caído el país y su dirigencia siga cobrando nuevas víctimas y destruyendo las bases de la institucionalidad.

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Coinciden los llamados del Presidente Piñera y de SOFOFA en una actitud decidida frente a la violencia. El gobierno insiste en la vía legislativa y en un acuerdo nacional del mundo político y de todas las instituciones involucradas y el ente empresarial recalca que el país cuenta con los instrumentos jurídicos y capacidad de acción para enmendar el rumbo, y llama a retomar la “vía republicana para apoyar, validar y legitimar el rol que ejercen las Fuerzas de Orden y Seguridad en toda democracia”.

Nuestro país comenzó un derrotero antisistema hace algunos años y su máxima expresión ha sido la explosión de violencia, saqueos y destrucción del 18/10 que se extiende hasta el día de hoy con los viernes anárquicos de Plaza Italia y los ataques contra las instituciones ante las más diversas situaciones. El descontrol surgido se fue extendiendo a lo que hoy se denomina Macrozona Sur, en la que, de incidentes graves, pero más aislados y localizados, se ha pasado a una ascendente que amenaza, incluso, la continuidad territorial del país.

Hemos sido testigos de la validación o justificación de la violencia más o menos explícita por la ultraizquierda -PC, FA, PS y otros-, hasta el aprovechamiento más burdo de algunos en que, con cálculos mezquinos, han entrado en un verdadero bloqueo al gobierno con la convicción de que la extensión del caos pudiere reditarles beneficios electorales y mejorar sus alicaídas expectativas.

La irresponsable complicidad con la violencia al soslayar el rechazo a ésta y al considerar presos políticos a los pocos violentistas que han sido capturados y procesados por los actos criminales perpetrados e incluso exigir indultos para ellos, se suma el discurso de franco apoyo a la oleada terrorista que se apoderó de la zona sur.

La inacción de las instituciones y la aquiescencia del mundo político nos conducen, lenta pero inexorablemente, a la ruptura del orden institucional y a que tengamos en Chile nuestra versión criolla de la sangrienta violencia separatista que otros países sufrieron por décadas.

La respuesta violenta que se pretende justificar en las frustraciones ciudadanas y el endurecimiento de la postura de los movimientos mapuches, que optaron por el terrorismo y ahora claramente por la división del territorio nacional, nos hará caer en el círculo vicioso: la inseguridad ahuyenta las inversiones, ello disminuye las fuentes de trabajo y se extiende la pobreza, llevando más adeptos al camino de la violencia y alejando más a la Macrozona Sur y sus habitantes, de su integración al resto del país y del crecimiento requerido para superar su postergación y pobreza.

Si no unimos fuerzas para enmendar el rumbo, arriesgamos la estabilidad del país y lo avanzado en décadas de crecimiento y desarrollo y condenamos a la generación siguiente a recibir un país con más pobreza y menos oportunidades para los sectores más postergados. Serán responsables de ello quienes coquetean con el caos y la violencia y los que no lo evitaron teniendo las herramientas para hacerlo.

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